Como consecuencia de la serie de trabajos elaborados en torno a la muerte de la pintura. Mi propia visión sobre el acto pictórico evoluciona y fruto de ello surgen una serie de cuadros en los que prima el acto pictórico como juego, color y experimentación. De esta manera la pintura que murió y se reflejó en obras anteriores, renace como un recuerdo de lo que en su día fue. De ahí el título de estos cuadros, que es una fusión de las palabras rinascimento y memento.
Crudivorismo refleja la introspección del ser humano que se remonta a sus orígenes, cuando aún no había descubierto el fuego con el que cocinar, por lo que comía sus alimentos crudos.
En mi propia revisión muestro los alimentos que generalmente se comen cocinados, pero yo he probado crudos y sé que me gustan. Experiencia que hace aflorar ese gen "neanderthal" que todos poseemos.
Rastros surge a partir del tema “la muerte de la pintura” que en el siglo XIX vaticinó Hegel. Puesto que en esta época se dieron una serie de cambios sociales y tecnológicos, que trajeron como consecuencia un cambio en la pintura, que no se convierte en otra cosa sino pintura, comenzando a mostrarse el acto pictórico en los cuadros.
De esa revolución artística surge este vídeo, que trata de reflejar la agonía que sufre la pintura antes de su muerte, agonía que le sirve para coger fuerza para poder continuar y aún hoy en día seguir siendo la técnica hegemónica. Sirviéndome del vídeo como evolución de la fotografía, técnica que desbancó a la pintura y la hizo evolucionar, muestro mi visión de la pintura empleando una técnica actual, e intentando alejarme de la pintura tradicional subordinada al lienzo.
Un lugar tan cotidiano como es el cuarto de baño, se convierte en el escenario perfecto para sorprendernos por medio de la transformación del agua en color. Puesto que la pintura no es otra cosa sino materia, luz y color, todo el espectro cromático es simplificado al máximo y se muestra mediante los tres colores primarios, que destacan en oposición al blanco de la bañera, el lavabo y el retrete. Así los colores matéricos se encuentran rodeados de blanco, símbolo de la luz que nos permite ver los colores, y en definitiva la pintura.
Las fotografías que configuran la serie “vano” son la consecuencia de una imagen que con gran frecuencia se repite en mis sueños: una ventana generalmente amarilla, abierta al mundo. No sé si este sueño recurrente tiene algún significado psicológico o literario, pero lo tomo como referente o inspiración para realizar unas fotografías de carácter idílico.
Cada imagen juega con una simbología metafórica y poética distintas. Donde cada imagen nos propone una nueva manera de mirar a través de ese vano que se convierte en el paso físico hacia un espacio mental. Donde algo tan trivial como una ventana se convierte en el marco que delimita la dicotomía de lo de dentro y lo de fuera, lo abierto y cerrado, lo libre y encarcelado.
La serie pictórica Sol refleja mi propia percepción del ajetreo de la ciudad cambiante, formada por un cúmulo de personan en continuo movimiento. Así como el estrés, las prisas y el ruido, se reflejan en estas interpretaciones de la Plaza del Sol de Madrid y sus alrededores.
Donde un anochecer despide el ajetreo de la vida laboral, abriendo paso a la noche, momento en que todo adquiere un matiz diferente que recuerda a los aires bohemios de principios de siglo.
Creacción es el título del happening realizado el 13 de mayo de 2010 en el centro urbano de Salamanca. Mediante el cual se trata de mostrar que el verdadero sentido del arte reside en el disfrute de la creación artística, no en la contemplación de una obra de arte. El arte no se entiende como una manera de ganarse la vida, sino como un modo de vida, una manera especial de vivir, por lo que el arte tiene sentido en cuanto a filosofía de vida. Como el ser humano tiende a la búsqueda del placer, en este caso el arte sirve para hacer el mundo más llevadero, convirtiéndose en un mecanismo de expresión, en el que priman las ideas de disfrute, juego y experiencia.
Para mí lo verdaderamente interesante y con lo que disfruto es con el proceso creativo, por lo que se intenta mostrar este acto al mayor público posible, invitándole a intervenir y disfrutar también de la experiencia creativa.
La premisa empleada es la pintura de acción, puesto que el acto de pintar lo encuentro de lo más satisfactorio y divertido, a demás que es un lenguaje sencillamente reconocible para el ciudadano más o menos conocedor del las artes de acción, que de improvisto se encuentra con este happening.
La idea es mostrar a la gente todo el proceso que puede seguir cualquier artista actual, a la hora de ejercer su labor artística. Proceso que se muestra en cuatro sencillos pasos: formación de un grupo artístico, creación de una obra, exposición de esta y finalmente su venta.
DESARROLLO DEL HAPPENING:
En principio, un conjunto ocho artistas, vestidos todos con unos monos blancos, salieron desde diferentes puntos de la ciudad, para encontrarse todos ellos en la Calle Toro, de Salamanca. En este momento se reconocen como artistas con cualidades e inquietudes similares, que les llevan a formar un grupo. Como representación de las dificultades que tiene cualquier artista joven para desarrollar una actividad artística de manera individual.
Una vez formado grupo, se realiza la obra de arte conjunta, en la que se pintan unos a otros, mostrando el acto pictórico como una acción divertida con la que todos los artistas disfrutamos, pero siempre se queda dentro del taller y casi nunca se muestra al espectador. Ese acto entendido como auténtica razón artística, a la que se invita al espectador a ser partícipe de ella.
La energía del momento hizo que tras finalizar esta segunda parte, sin que estuviera premeditado, dedicásemos un tiempo a interactuar con el entorno urbano y con la gente, realizando juegos, bromas, imitaciones y demás gags más o menos humorísticos.
A continuación se realizó la exposición de la obra en la Plaza Mayor. Como en esta fecha coincidía con la Feria del Libro, se aprovechó la nueva fisonomía de la plaza para exponernos en el escenario que estaba allí instalado, así como en lo diferentes estands y en los bancos y farolas.
Al situarnos en un lugar elevado, a modo de podio, es cuando adquirimos la presencia de una pieza artística, y al colocar el cartel con la ficha técnica, es cuando la obra es legitimada y considerada auténtica “obra de arte”.
Finalmente las obras fueron “vendidas” gracias a la colaboración del público. Y tras la venta de todas las obras el proceso artístico y el happening dan a su fin.
Esta última parte, se sirve de la ironía para teatralizar el acto de vender una obra de arte. Puesto que concibo el arte como un modo de vida, el acto de vender una obra de arte se consideraría, en cierto modo, una venta del propio artista como persona. Por lo que en esta parte del happening es donde se muestra mi visión crítica hacia el arte y la sociedad en general.