30
de febrero de 2018
Querida Nadie,
Hoy no tengo nada nuevo que
contarte, salvo que sigo estando tremendamente solo.
¿Nadie te ha dicho alguna vez
eso de que cuando conoces a alguien puedes pasar horas y horas en silencio sin
sentir incomodidad? Pues eso me está pasando a mí conmigo mismo, pues hace
tiempo que mis silencios dejaron de ser incómodos.
Las horas dejaron de pasar
lentamente, las tardes dejaron de ser larguísimas, los días dejaron de ser
eternos, los meses, los años… y así la vida va pasando en la soledad de mi
delirio.
En silencio pasa el tiempo que
aprovecho para conocerme mejor.
En silencio medito sobre la condición de mi
(in)existencia.
En silencio vivo y en silencio
muero.
En silencio cada vez estoy más
cómodo.
En silencio estoy mejor.
No es que haya decidido hacer
voto de silencio es simplemente que no me apetece hablar, que no tengo nada que
decir, ni a nadie a quien contarle nada. Tampoco es que haya decidido hacer un
retiro espiritual o convertirme en ermitaño, es simplemente que no quiero estar
con nadie.
Solo estoy, mejor.
Solo, estoy mejor.
Solo estoy mejor.
Hoy no tengo nada nuevo que contarte,
salvo que sigo estando tremendamente solo. Y soy horriblemente feliz en mi
soledad.
Nadie.
Texto publicado en "Cartas Quemadas" Ojos Verdes Ediciones.
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